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Una batalla ganada.

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Purga con yagé: Una alternativa de salud física, mental y espiritual


Nota de la Redacción de este blog:
El tema del yagé es un nuevo antiguo tema. Deviene de una larga historia de medicina natural aplicada por los originarios americanos pero ha tenido en los últimos tiempos una difusión significativa a través de los medios, tanto por parte de sus impulsores como de sus detractores.
Como lo hacemos habitualmente, no tomamos parte en lo que no conocemos adecuadamente, pero queremos incluir este asunto para tu conocimiento, base de la investigación personal que te pedimos realices para llegar a tus propias conclusiones y de allí decir si seguir o no este camino.
Encontrarás aquí una nota promocional que nos enviaron y luego un comentario adicional. Esperamos que sean ambos de tu interés.
OyD
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El yagé o ayahuasca es una preparación purgante procedente de la medicina tradicional indígena del Putumayo colombiano.

Su acción es integral: física, mental y espiritual (lea más información en www.visionchamanica.com/Eventos/taller.htm)

La utilización de procedimientos que inducen estados expandidos de la conciencia está siendo, cada vez más, experimentada por las disciplinas de la salud convencionales –medicina, psicología–, como un recurso que despierta mecanismos de autosanación en las personas.

Usted puede tener esta experiencia de una manera segura, legítima y provechosa en el evento Seminario–Taller–Ritual “Yagé Terapéutico”programado y organizado por el equipo de visionchamanica.com . Puedes solicitar la Convocatoria del evento con todos los detalles a chamanic@visionchamanica.com o en el teléfono móvil 310-785 9658.

Te invitamos a ver el siguiente set de fotografías que ilustran aspectos del evento.


Actualmente el evento se realiza en el Parque Natural y Arqueológico del Quininí, municipio de Tibacuy, Cundinamarca. La zona fue habitada por los antepasados Panches y allí tenían su centro ceremonial. El contacto directo con la Naturaleza es un elemento primordial de la terapia con yagé.

En los alrededores del Quininí –la "montaña de la luna" en lengua Panche– pueden apreciarse piedras grabadas –petroglifos– como testimonio de los moradores precolombinos de la zona.


Uno de los momentos más intensos del Taller es la travesía de la "Cueva del Mohán", una de las maravillas naturales que se visitan.


El ritual de purga con yagé es ofrecido, siempre en nuestro evento, por taitas –médicos tradicionales– oriundos del Putumayo.


Disponemos de una amplia área para levantar el campamento, donde cada participante dispone de su espacio propio para los momentos de descanso.


En el sitio de realización del evento disponemos de un refugio dotado de todos los servicios y donde se cuenta con atención alimentaria adecuada durante el desarrollo del programa.



El programa incluye caminatas y la visita a sitios de especial belleza. El programa del Taller incluye actividades de preparación, el ritual mismo de purga y actividades de elaboración de la experiencia.

Si desea información más detallada solicítela en:
Celular 310-785 9658
http://www.visionchamanica.com
chamanic@visionchamanica.com

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¿Una ética del yagé?
Ricardo Díaz Mayorga
en http://www.elmalpensante.com/index.php

El yagé se ha vuelto noticia y esto ha generado un cambio radical en su uso y en su consumo. Nuestro colaborador analiza las implicaciones éticas del asunto.
Es notable el aumento del registro del tema del yagé —brebaje purgante y medicinal de los indígenas del piedemonte andino-amazónico—, en diferentes medios, desde documentales internacionales, notas periodísticas e informes en noticieros de televisión, hasta reportajes en revistas light y libros especializados. Esta nueva visibilidad de los indios y su medicina tradicional ya no responde, o responde menos, a los enfoques sensacionalistas y exotistas con que el tema se trataba en el pasado. Lo que sucede es que ahora el yagé se ha vuelto noticia.
La nueva demanda de la medicina indígena ya no es exclusiva del estrato tres hacia abajo, tradicionales consumidores de los brebajes y yerbas de los indios y de los impostores de los indios (Indio Amazónico y similares), sino que ahora hay unos nuevos consumidores de estrato cuatro para arriba, con formación académica y motivaciones menos mágicas y milagreras, aunque muchos de ellos reencauchen la milagrería y las nuevas formas religiosas en la sopa de la Nueva Era.

Bueno es reconocer que el uso de la planta tiene una doble dirección: el terapéutico o medicinal, entendido como purgante, y la compleja y múltiple utilización religiosa, de la que son ejemplo paradigmático las iglesias ayahuasqueras del Brasil, particularmente el Santo Daime que tiene ya ramificaciones en Europa (en nuestro medio, desde gnósticos, cristianos de diversas vertientes, católicos heterodoxos, hasta religiosidades hechizas con iluminado a bordo).

Esa doble dirección puede hacerse de nuevo una sola si se comprende la religiosidad —la espiritualidad en general— como una “función psíquica”, esto es, como una necesidad que el individuo debe resolver sobre su estabilidad y su salud. O si se acepta, desde lo terapéutico, que la purga del yagé es también espiritual: un encuentro de la dimensión profunda de la persona con algo así como “lo Trascendente”, “el Espíritu”, “lo Divino”, “el Misterio”, o comoquiera que se nomine a esa dimensión de la que Wittgenstein dice que no se puede hablar con sentido.

Pero el nuevo registro de los medios trae también señales de que el crecimiento del consumo del yagé no gusta a todos. Ha habido asaltos policiales y de otras formaciones armadas a tomas de yagé, amenazas a los taitas, “denuncias” de sectores oficiales de la medicina sobre esta “invasión de la brujería” (con los viejos argumentos de la intolerancia y la persecución a los indios). Asoma su pezuña la prohibición.

Debe reconocerse que la expansión del yagé no se ha dado de manera ordenada y coherente, ya que —como señala J. Weiskopf en su Yagé, el nuevo purgatorio— “el yagé salió de la mano de los indios”. Y salió para las utilizaciones religiosas y pararreligiosas señaladas, para los usos terapéuticos y, también hay que decirlo, para los manejos comerciales de ética dudosa —como casi todo lo comercial, máxime en las condiciones despiadadas de los mercados del presente— en manos de charlatanes y brujos provincianos de todo tipo, que ven aquí una “oportunidad de negocio”.

Es por tanto importante deslindar campos. Cualquiera que sea la motivación de los que reconocen en el uso del yagé un derecho, deben preocuparse por defender una ética de su uso. Ya no una ética religiosa: es demasiado tarde para que se desarrolle un proceso como el de las iglesias ayahuasqueras del Brasil, fenómeno que lleva allí poco más de un siglo. Debe haber una motivación predominantemente terapéutica, dejando lo religioso para el fuero íntimo. Terapéutico en una dimensión actual, intercultural (o cross-cultural como se denomina en Estados Unidos), aceptando que existen diversas culturas médicas, no sólo la occidental, y que esa diversidad puede ser complementaria. Esta nueva comprensión ha avanzado más en otros países: el científico estadounidense M. Winkelman define estas plantas como “psicointegradoras”, mientras que el médico francés Jacques Mabit dirige en Perú un centro para el tratamiento de adicciones con una práctica médica combinada, etc. Colombia, con su inmensa riqueza étnica y biótica, bien podría ponerse a la vanguardia de esta línea de investigación, si sólo nuestros científicos y médicos depusieran la intolerancia y la soberbia para intercambiar conocimiento y procedimientos con los médicos indios.

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